miércoles, 10 de abril de 2013

Sahel , Senegal : 160.000 refugiados malienses afrontan una situación límite






MÉDICOS SIN FRONTERAS
Nouakchott11/05/2012



Desde finales de enero, cerca de 160.000 personas han huido de Mali y se han asentado en campos de refugiados en Mauritania, Burkina Faso y Níger. La inestabilidad en su país sigue siendo muy alta y sus esperanzas de poder regresar en un futuro próximo se van desvaneciendo poco a poco. Además, otra amenaza se cierne ahora sobre los refugiados: la estación de lluvias está a punto de llegar y el despliegue de la ayuda se complicará todavía más en las próximas semanas. 












Sahel: 160.000 refugiados malienses afrontan una situación límiteLas organización médico humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF), presente en los campos de refugiados que se han ido creando en los tres países de acogida, denuncia una vez más que la ayuda internacional aportada a estas poblaciones sigue siendo a todas luces insuficiente. “MSF pide al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y al Programa para la Alimentación Mundial (PAM) que revise sus objetivos al alza y acelere la
distribución de la ayuda Mauritania, Burkina Faso y Níger, y que lo haga antes de que la estación de lluvias dificulte todavía más el reparto de la ayuda”, declara Malik Allaouna, director de operaciones de MSF.








En Mbéra, Mauritania, los ocupantes del campo improvisado en medio del desierto comparten una sola letrina por cada 220 habitantes y sólo reciben 11 litros de agua por persona y día. Además, las raciones de alimentos que distribuye el Programa Mundial de Alimentos no se corresponden con las necesidades nutricionales específicas de los niños.

“Hemos recibido cuatro kilos de un arroz de calidad mediocre y lleno de piedrecitas, dos tazas de aceite y dos de azúcar. Todo eso nos tiene que durar diez días. Desde nuestra llegada aquí, nos han dado solamente una ración”, explica una mujer del campo de Mbéra.
En Burkina Faso, donde MSF trabaja en cuatro campos de refugiados, la organización está siendo testigo de las incoherencias que se producen en el reparto de alimentos. “Se entrega la misma cantidad a todo el mundo sin tener en cuenta el número de personas que compone cada familia. Nosotros somos siete. En dios días, ya no nos quedaba nada”, exclama Mohamed El Moktar, refugiado en el campo de Gandafabou. Además, la situación en cuanto a agua y
saneamiento es igual o incluso peor que en los campos de Mauritania.

Las condiciones de vida en los campos están muy por debajo de las que marcan los estándares de la ayuda internacional e incrementan la vulnerabilidad de unas personas que ya están bastante debilitadas de por sí, pues han hecho largos viajes desde sus hogares hasta los campos y han soportado muy duras condiciones de vida durante su huída de Mali. La mayoría de las consultas que atiende el personal de MSF están directamente relacionadas con las malas condiciones de vida en los campos. Por ejemplo, en el centro de tratamiento de Mbéra, cuatro de cada diez personas acuden a los puestos de salud con infecciones respiratorias y dos de cada diez con diarrea. El resto son en su mayoría casos de infecciones cutáneas y de desnutrición infantil. Desde que empezó su intervención en Mauritania, MSF ha realizado más de 11.700 consultas médicas y más de 500 niños desnutridos han recibido tratamiento.

“La inseguridad alimentaria constituye una amenaza tanto para los refugiados malienses como para las poblaciones anfitrionas debido a las malas cosechas”, añade Malik Allaouna. “Sólo distribuciones de alimentos de calidad en cantidad suficiente permitirán evitar que la situación nutricional de los niños siga degradándose”. 

Información obtenida de AQUÍ




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