Las empresas españolas empiezan a mirar al continente vecino como destino de inversión
Senegal es una de las mejores opciones por su cercanía y su estabilidad
Hace cinco años había una veintena de empresas españolas establecidas en Senegal. En la actualidad son unas 70, a las que hay que sumar varias decenas de pequeños inversores, promotores y comerciantes que van y vienen entre Dakar y España, a la caza de las renovadas oportunidades de negocio que ofrece este pequeño país africano. ¿Qué ha pasado en este lustro? ¿Puede ser África, un continente al que tradicionalmente hemos dado la espalda, un nuevo El Dorado para la empresa y el capital español en tiempos de crisis? Quizá sin ir tan lejos, muchos están convencidos de que el continente vecino, con indicadores de crecimiento que abonan el optimismo, es, cuando menos, un destino de inversión cada vez más apetecible.
Rafael Rodríguez llegó a Senegal con 22 años y una mochila a la espalda. Esto fue en 1991. Junto a su hermano, se recorrió el país caminando de cabo a rabo. Y decidió quedarse. Hoy es el propietario de África Travel Group, uno de los empresarios españoles más sólidos del país y, desde hace unos meses, el presidente de la Asociación Empresarial Española en Senegal (AEES), un colectivo que nace en el momento justo. “Llevábamos veinte años hablando de crear algo así, pero hasta ahora no se habían dado las circunstancias”, asegura Rodríguez. “Hace unos años era una cuestión de voluntad, pero ahora la empresa española está obligada a salir al mundo. Y como cada vez venían más empresarios, se iba imponiendo la idea de crear una estructura que, entre otras cosas, mejorase la interlocución con ambos Gobiernos, el senegalés y el español”.
Senegal cuenta con un mercado reducido —apenas 13 millones de habitantes—, pero sus ventajas son enormes: clase media emergente, un nuevo presidente, Macky Sall, que está saneando las estructuras de la Administración y sentando las bases para que las inversiones sean más seguras, cercanía geográfica con España (a solo dos horas de avión de Las Palmas y cuatro de Madrid, más una línea marítima de contenedores), crecimiento económico estable y apoyo de la comunidad internacional. “Es la puerta de África occidental”, dice Rafael Rodríguez. Las empresas españolas, entre las que se encuentran nombres conocidos como Iberia, Air Europa, Boluda o Prosolia, ya están presentes en sectores como la pesca, la energía, la construcción, el turismo o la agricultura. “Otra ventaja para la empresa española es que, a diferencia de los franceses, no arrastramos el peso colonial. Somos nuevos interlocutores y la colaboración es de tú a tú”.
El producto interior bruto africano se ha duplicado en 10 años
A finales de mayo pasado, unos 2.500 delegados procedentes de todo el continente se reunieron en Marraquech (Marruecos), en la última cita del Banco Africano de Desarrollo (BAD). Allí, en un ambiente de comedida satisfacción, celebraron un dato incontestable: en los últimos diez años, el producto interior bruto (PIB) de África se ha duplicado. “Ningún país del mundo ha logrado esto, y África lo ha hecho”, aseguraba Donald Kaberuka, presidente del BAD, sin poder ocultar su optimismo. Pese a los enormes retos en creación de empleo, educación, infraestructuras y gestión de los recursos naturales, África crece. Y espera como agua de mayo la llegada de nuevos socios que contribuyan y se beneficien de esta evolución positiva.
Hasta hace unos años, las antiguas potencias coloniales dominaban el panorama inversor y de la empresa extranjera en África. Sin embargo, las cosas están cambiando, y muy rápido. Los países emergentes, encabezados por China, están ya bien asentados en el continente. En África occidental se habla del paso de la Franceafrique a la Chinafrique, tal es la presencia asiática en el continente.
¿Y España? África nunca ha estado entre las prioridades de la empresa española, y las inversiones son limitadas si se comparan con Europa, América Latina o incluso el sureste asiático. Asimismo, la balanza comercial española con el continente ha sido siempre deficitaria y lo sigue siendo. En 2011, las exportaciones aumentaron un 11,5% (11.638 millones), pero no se acercan aún a las importaciones (23.313 millones). Para tratar de incentivar la inversión y los intercambios, el Gobierno español ha dado instrucciones claras a sus representaciones diplomáticas para que redoblen sus esfuerzos en su papel de facilitadores a las empresas españolas interesadas en África.
“Tanto desde España como desde Senegal estamos en el momento justo, hay interés por las dos partes”, afirma la embajadora de España en Senegal, Cristina Díaz. “En la estrategia de desarrollo económico y social que acaba de aprobar este país se prioriza la inversión en cuatro sectores, energía, infraestructuras, agua y saneamiento y agricultura, en los que las empresas españolas tienen mucho que aportar. Es perfecto”.
Un ejemplo: Isolux Corsán acaba de lograr un contrato para la construcción de dos tramos de carretera (194 kilómetros) entre Ziguinchor y Kolda y un puente en esta última ciudad por un valor de 111 millones de euros. Esta empresa está presente en 10 países africanos, en los que su actividad representa un 5,2% de los ingresos del grupo.
Pese a los esfuerzos de la Administración española y a la buena coyuntura, los grandes problemas continentales siguen siendo la inestabilidad y la inseguridad jurídica. Países como Senegal, Ghana o Sudáfrica ofrecen más garantías. De hecho, junto a Angola, Guinea Ecuatorial y Nigeria, son los grandes destinos del capital español en el África subsahariana, pero no se puede olvidar que el contexto no es el mismo que en Europa. Así lo pone de manifiesto Guillermo Franco, consejero comercial español en Senegal. “Este país es una de las mejores opciones del África negra, pero yo siempre recomiendo a los inversores que se aseguren bien toda la legalidad y que se convenzan de que no va a salir a la primera, que esto requiere mucha presencia y muchos viajes”. En los últimos dos años, decenas de pequeños y medianos empresarios tocan a la puerta de esta oficina comercial en busca de una oportunidad que en España ya no existe. Perseverancia y no pensar que África es Jauja son las claves.
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